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Por Dr. Daniel Urcía, presidente de Fifra

Un año con resultados positivos y grandes objetivos para 2017


Como todo cierre de año se impone un análisis o revisión.

Creo que como primera conclusión debemos decir que fue un año con resultados positivos y no por ello pecamos de conformistas o exitistas, porque la agenda de trabajo y objetivos pendientes es grande.

Fue un año positivo porque sostuvo el diálogo interno la cadena y de esta con el Gobierno Nacional que definió como prioritario al sector cárnico. Se pudo observar a los distintos organismos del Estado Nacional y provinciales trabajar de forma coordinada para tratar de corregir, cada uno desde su ámbito, los factores distorsivos (como por ejemplo Ingresos Brutos en Buenos Aires y Córdoba).

En el plano tributario, AFIP promueve un sistema de pagos a cuenta a partir del 01 de enero con bloqueo del documento de tránsito para faena Dte (emitido por SENASA), que significará que todos los operadores titulares de faena efectuarán al menos un pago igualitario de tributos. Desde Agroindustria se impulsa la implementación de un sistema de registro en balanza de los frigoríficos (tipo cajas negras o controlador fiscal) donde quedarán registrados todos los pesos de las medias reses y junto a la colocación obligatoria de cámaras y registro de filmaciones facilitará la auditoria o fiscalización que realizará la recientemente creada Subsecretaria de Control Comercial Agropecuario.

Está pendiente, y es de suma importancia, que cuando comience a regir el sistema de pagos a cuentas, Agroindustria permita un trámite rápido de inscripción para los operadores de la Carne que hoy no están inscriptos en el RUCA y que todos sabemos que existen y operan a plena luz del día, desde Liniers hasta la Quiaca, y lo hacen porque representan en todo el conjunto a más del 70 % del abastecimiento de carnes del país. Si no se produce el blanqueo de operadores dudamos del éxito del plan de transparencia porque continuarán existiendo sociedades fantasmas, descapitalizadas, que mantienen ocultos a los verdaderos operadores y que impiden cualquier programa de transparencia. Pretender que los frigoríficos realicen el control que debe hacer el estado significa no entender que sin los usuarios no son rentables y que solamente los frigoríficos exportadores y de consumo sin usuarios no tienen la capacidad de abastecer a todo el consumo argentino. Nunca el 30% podrá abastecer al restante 70%, no hay capacidad económica de recursos humanos, infraestructura, etc.

Es indispensable que el régimen de AFIP inicie con un RUCA simplificado para que así el sector frigorífico pueda exigir a los operadores (usuarios) a que se inscriban, asegurando así que tributen los verdaderos actores del negocio.

Un gran desafío en materia tributaria para 2017 será lograr un sistema simplificado que contenga a los miles de carniceros que atienden sus propios negocios, muchos de ellos junto a sus familias y que el actual esquema de Monotributo no los contiene porque los mide por ventas y no por ganancias. Es un negocio que según la categoría RUCA puede faenar hasta 100 animales por mes lo que implica una facturación mensual de $2 millones en ventas, por supuesto que la gran mayoría de ellas tiene ventas por menos de la mitad pero igual quedan excluidos del régimen de Monotributo cuando su ganancia neta libre de impuestos puede llegar a ser del 4 o 5 % es decir inferior a $50.000 mensuales. También hay que lograr que los municipios y provincias disminuyan la presión tributaria sobre carnes especialmente y alimentos en general.

Otro desafío para el año próximo es lograr que haya recría de hacienda y especialmente recuperar la categoría de novillos que ha perdido protagonismo en la última década. La única forma de incrementar sustancialmente la producción de carne es lograr que el ganadero pueda retener los animales en el campo agregando kilogramos mediante recría a pasto, tal vez con suplementación para acelerar el proceso. Para ello se requiere de financiamiento, por tal motivo desde FIFRA impulsamos la creación de un Fideicomiso Ganadero de recría.

Entendemos que no se ha conseguido resultado mediante la prohibición de la faena de animales inferiores a 300 kilos que lleva más de 10 años. En primer lugar porque se cayó en el error de hacer responsable a un sólo eslabón de la cadena (frigoríficos) cuando debieran serlos los productores, engordadores, consignatarios y titulares de faena. En segundo lugar porque debe ser rentable para el ganadero producir animales con mayor peso y todos sabemos que en la última década se combatió al productor. Por último el resultado esperado debe justificar el costo de fiscalización de la producción. Actualmente, cerca del 30% de la faena mensual es de la categoría terneros, es decir unos 300.000 animales, de los cuales 170.000 son terneras que cuando ingresan al circuito de engorde sin recría terminan yendo a faena con menos de 300 kilos porque si superan ese límite el mercado penaliza el precio de venta por exceso de grasa. En el hipotético y poco probable supuesto que se lograse que todos los animales se faenasen con 300 kilos, sólo se agregaría un 2% a la producción de kilogramos de carne y decimos que sería poco probable porque es biología y el resultado nunca será exacto y en segundo lugar porque el objetivo primero de la actividad productiva es la rentabilidad. Además seguramente, cuando el estado salga a hacer esa exigencia se generará una distorsión de precios, el aumento de precios en los machos y el abaratamiento de las hembras con dispersión de usuarios de faena buscando establecimientos que le permitan faenar ese tipo de hacienda.

Si pese a todos los argumentos que esgrimimos el Estado entiende que la herramienta de prohibición puede ser viable, sugerimos que se fiscalice a partir de la implementación de la nueva balanza, los registros fílmicos y que se penalice con multas a todos los intervinientes en la comercialización (productores, engordadores, consignatarios y titulares de faena).

También es un tema pendiente para 2017 resolver la ejecución del PLAN CREHA, un programa que comenzó en SENASA en 1996 y sobre el que sucesivamente la Industria planteó sus reparos, algo similar a la protección que se aplica para la exportación de cueros crudos y que data de la época de los 90, que hacen que no haya precios internacionales testigos, favoreciendo la cartelización.

Como se aprecia la agenda de trabajo es extensa pero creemos que con un Estado comprometido se puede lograr que la cadena de ganados y carnes finalmente produzca conforme a su potencial.

Deseamos un final de año con felicidad junto a sus seres queridos y hacemos votos para un 2017 comprometidos por el desarrollo del país.

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