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Oferta importante, pero que cambia semana a semana según los feriados y las lluvias. Feedlots llenos, con una oferta de gordo proveniente de los corrales que se espera empiece a crecer en las próximas semanas.
Amplísimas zonas ganaderas inundadas o encharcadas, con la napa en superficie; otras zonas con mucho pasto, después de un otoño ideal.
Oferta de carne vacuna, aviar y porcina próxima a la saturación, pero una demanda que no afloja, reforzada ahora por el cobro del medio aguinaldo.
Una exportación algo aliviada por la suba del dólar y por el cobro de reintegros, pero que sigue sin representar más del 9-10% de la demanda.
Sigue el atraso cambiario y la falta de novillos pesados, sigue el costo argentino. A la mayoría de los frigoríficos que hacen exportación y consumo les sigue hoy siendo más conveniente vender al mercado local, que en dólares –y con menores exigencias- paga más por la mayoría de los cortes que los mercados externos. El mercado local argentino paga más que los externos de volumen y bajo valor, donde el origen no se diferencia –o se diferencia poco- y donde las cotizaciones de Paraguay o Brasil son siempre inferiores.
El precio de la hacienda tiene un techo, dado por el atraso cambiario y por la baja en el poder adquisitivo de la población registrada en los últimos años. Y tiene un piso: después de haber perdido 10 millones de cabezas, se han recuperado sólo 4 millones, pero en el interín la población argentina creció en más de 5 millones de personas y la oferta actual de carne –con exportaciones restringidas- no alcanza para más de 60 kilos por cápita.