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Por: Dr. Daniel Urcía -  vicepresidente de Fifra

Preocupación por caída del consumo de carne y falta de avances en normalización de la cadena


En septiembre hubo una fuerte baja en la demanda interna de carne vacuna. A los frigoríficos les cuesta mucho más vender el producto al tiempo que sus costos aumentan, como los salariales. Además se cuestiona la falta de controles eficientes y el lento avance en el ordenamiento de la cadena.

El escaso poder adquisitivo del salario llegó a la carne. Si bien es uno de los alimentos que menos aumentó en comparación con otros, aún sigue corriendo por detrás de la inflación. En el presente mes la faena de consumo ha caído y su causa seria la merma en las ventas en las carnicerías.

Si bien la faena de septiembre ha sido inferior a la de agosto, hay que tener en cuenta que este mes tuvo dos días hábiles menos y un paro nacional, por lo cual podemos considerar una caída en la faena real del orden del 5%, porque por otra parte la faena de exportación esta sostenida incorporando categorías no habituales para este destino, además de vacas y novillos, habría cortes de novillitos y vaquillonas que comienzan a integrar los embarques.

La vedette continua siendo la vaca que registra muy buenos precios para los productores siendo la categoría que más se ha revaluado en los últimos 24 meses y su explicación es China.

La faena de novillos continua en los mismos guarimos y no podrá crecer en lo inmediato porque no hay hacienda disponible, es la categoría que menos ha crecido desde que se comenzó a recomponer el rodeo allá por 2010.

Esta situación con una exportación pujante producto de la nueva relación de tipo de cambio que otorga la competitividad que otrora nuestros exportadores no tenían contrastará en los próximos meses con un consumo debilitado por la situación económica del país.

En este contexto, las reformas comenzadas a introducirse para transparentar la cadena y que no se consolidaron vienen a transformarse en un lastre para la industria organizada que cada vez le resulta más difícil competir contra los operadores marginales.

Una de las premisas de la cadena era contar con una escala salarial única, eso se logró en el 2017 pero este año ya no fue posible hacerlo en marzo y abril, lo que derivó en que sólo acordara salarios la Federación Gremial y la otra no, para luego hacer medidas de fuerza que llevaron al dictado de una conciliación obligatoria y a que en la semana pasada, nuevamente, el esfuerzo para unificar lo tuviera que hacer el sector privado reconociendo nuevos aumentos con una actualización de escala salarial del 16%, que sumados a los anteriores 20%, actualizaciones de presentismo y pagos extraordinarios hace una actualización superior al 40% anual.

Mientras tanto todavía existen mataderos y frigoríficos que pagan sumas no remunerativas, perciben REPRO, tienen personal en negro, no pagan ART y por supuesto el modelo cooperativo que es muy perjudicial porque es una competencia absolutamente desleal para con los frigoríficos que tienen otra estructura societaria. Sólo pedimos que hagan lo qué hay que hacer: controlar eficientemente.

Otro tanto ocurre con los controles de pagos a cuenta de IVA y previsionales, como también con la fiscalización coordinada entre los organismos. La baja de la alícuota de ingresos brutos a las carnicerías solo se logró en provincia de Buenos Aires, el resto del país tiene alícuotas muy superiores que tornan ilusorio cualquier intento por transparentar este sector.

Se trabajó de manera conjunta entre el sector público y el privado pero todavía no están consolidadas las acciones como para poder seguir adelante con nuevas reformas.

En cuanto al ordenamiento sanitario, se iniciaron visitas conjuntas entre Nación y las provincias pero de allí a pensar que tendremos los frigoríficos provinciales o municipales en debidas condiciones…, para ello pasarán muchos años.

Además, en lo que respecta a Plan Creha, que reiteradamente desde la Industria hemos manifestado que se necesita un cambio urgente, no hemos tenido de SENASA la respuesta esperada.

En conclusión todavía hay mucho por trabajar, no hay que dar temas cumplidos por solo haberlos iniciado y nos esperan tiempos difíciles por delante, porque no debemos olvidar que el verdadero negocio de la carne de Argentina es el consumo doméstico.

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