El analista Ignacio Iriarte explica lo que está pasando con la oferta, el consumo y la exportación de carne vacuna. “Con un consumo sobreofertado y una exportación en su límite de faena, el mercado no reacciona”, comenta.
Oferta muy alta para una demanda que en un 80% sigue proviniendo del consumo interno. La exportación está trabajando muy bien, con plena ocupación de la capacidad instalada, y ahora no sólo compra novillos pesados y vacas gordas y conserva, sino también novillos livianos y entrepesados, pero están todos completos y les interesa poco el resto de la hacienda: terneros, novillitos, vaquillonas, cuya oferta es estacionalmente muy alta. Con un consumo sobreofertado y una exportación que en el corto plazo está en su límite de faena, el mercado no reacciona, y en algunas categorías netas de consumo los precios tienden a la baja.
La exportación ya no tiene las ganancias extraordinarias del primer semestre: los precios de la hacienda -especialmente las vacas- han subido mucho, el dólar ha retrocedido 13% en cuarenta días y se han impuesto las retenciones. Muchas plantas consumeras se preparan para exportar, y muchas plantas exportadoras invierten en aumentar la capacidad de faena, de desposte, de congelamiento, o de cámaras de frío. En los próximos meses veremos si el sector productor, especialmente invernadores y feedlots, se reconvierte a producir animales más pesados, aptos para exportación.
Por ahora, lo que sobra es hacienda definitivamente de consumo y lo que falta es hacienda de exportación. La demanda ha cambiado, veremos si la oferta también cambia.
En el mes de octubre, con una oferta ganadera muy recuperada con respecto a septiembre, el volumen de producción de carne vacuna fue muy elevado: 277 mil toneladas, el más alto desde fines del 2009 -momento de intensa liquidación- a la fecha. Aún calculando embarques al exterior muy altos, el volumen librado al mercado interno en octubre habría permitido un consumo no inferior a los 58-59 kg per cápita.
O sea, con un precio de la carne que al mostrador que subió en octubre un 45% con respecto a igual mes del año pasado, casi al ritmo inflacionario, el consumo per cápita prácticamente se mantuvo con respecto a un año atrás. Si lo que calculamos es el gasto -a moneda constante-, o sea la multiplicación de los kilos consumidos por el precio al público, vemos que el mismo se mantuvo, pese al fuerte aumento de muchos “costos fijos” de vida (prepagas, teléfonos, energía, cable, transporte, seguros, combustibles) que debe enfrentar la población con ingresos desactualizados.
El mercado ganadero ajusta por precio y la totalidad del volumen ofrecido es vendido y faenado. En el mercado, la percepción que predomina en momentos como éste, en los que el consumo debe absorber en condiciones adversas un elevado volumen de carne vacuna, es que “la calle está muy pesada, no hay ventas”, cuando en realidad está sucediendo lo contrario: se está absorbiendo un elevadísimo volumen de carne sin una baja de los precios reales de la carne al mostrador.
Cuando a igualdad de volumen librado al consumo bajen los precios al mostrador, tendremos, ahí sí, la señal de que la demanda está cayendo.