La familia Ponzoni tiene una rica tradición en el negocio de la carne en Chajarí, una localidad del norte entrerriano. Esta historia comenzó con el bisabuelo paterno, quien fundó una carnicería, y continuó con el abuelo, que siguió el mismo camino junto a su esposa, una de las primeras mujeres carniceras de la zona. Juntos transmitieron su pasión y conocimiento a sus siete hijos. Uno de ellos, Hugo Raúl, mantuvo viva la tradición.
Tras años de aprendizaje junto a su abuelo y su padre, Hugo Raúl conoció a Ana María, con quien emprendió un nuevo desafío: abrir un mercado en la ciudad donde, además de vender carne, producían fiambres y embutidos. Luego de años de trabajo conjunto, Hugo comenzó a soñar en grande: crear su propio frigorífico.
En aquellos años, los carniceros locales faenaban sus animales en el frigorífico municipal, pero la sanción de la Ley Provincial de Carnes en 1982 marcó un antes y un después. Esta norma obligó a reconvertir los mataderos municipales en frigoríficos con mejores condiciones operativas. Fue entonces cuando el municipio privatizó el único matadero de la ciudad, y Hugo vio una oportunidad única.
Con visión estratégica, adquirió un terreno en una ubicación privilegiada, lejos del centro, cerca de la Sociedad Rural de Chajarí y de la Ruta Nacional 14. Allí comenzó a construir su empresa de faena y venta de carne, siendo ayudado por el Dr. Pascual Labriola con los tráites de inscripción, quien continúa siendo el médico veterinario de la planta hasta la fecha. Así, en 1986 nació Matadero-Frigorífico del Norte, que en 2002 evolucionó a Argenase S.A., incorporando a los hijos de Hugo y Ana María —Stefanía, Emiliano y Agostina— como socios.
“Fue un desafío enorme para nuestro padre”, recuerda Emiliano. “En ese terreno no había servicios básicos, y todo tuvo que ser llevado para que la empresa funcionara. Pero él no estuvo solo; mi madre, Ana María, fue su compañera incondicional y una trabajadora incansable”.
Hoy, Argenase está gestionada por los tres hermanos. Stefanía y Emiliano, formados en administración de empresas, y Agostina, abogada, trabajan en conjunto para dirigir la compañía. Como toda empresa familiar, no solo lideran la estrategia, sino que también participan activamente en tareas operativas y administrativas.
La transición no fue sencilla. Hace 15 años, los hijos mayores asumieron las riendas del frigorífico cuando su padre enfermó. “No sabíamos mucho del negocio. Fue un año difícil: perdimos a mi papá, mi hermana menor aún estudiaba en Buenos Aires, y quedamos los dos mayores haciendo lo que podíamos”, confiesa Emiliano. Con esfuerzo y dedicación, lograron mantener la empresa en funcionamiento y, más tarde, incorporaron a Agostina al equipo cuando finalizó sus estudios.
Además Emiliano agregó: “Tras el fallecimiento de nuestro padre, atravesamos años muy difíciles en los que la faena disminuyó considerablemente, ya que se dejó de realizar el abasto de carne. Sin embargo, poco a poco la situación comenzó a mejorar gracias a la confianza de los clientes que se fueron sumaron. Los impulsos significativos fueron en el 2017 con la incorporación de la venta de carne porcina, y en 2018 con el ingreso de un cliente que confió en nosotros y apostó por nuestro proyecto, brindándonos un gran respaldo en un momento clave para la empresa”.
A pocos años de cumplir cuatro décadas de actividad ininterrumpida, Argenase S.A. faena alrededor de 400 vacunos y 350 porcinos al mes. Es un frigorífico provincial pequeño, que da empleo directo a 12 personas y beneficia a muchos más de manera indirecta.
En un contexto de constantes cambios económicos y en los hábitos de consumo, la empresa ha apostado al crecimiento en la faena y venta de carne porcina, cada vez más demandada en el mercado argentino. También miran hacia el futuro con objetivos claros: “Nuestro sueño es hacer un despostadero y vender cerdo troceado”, comparte Emiliano. “Pero avanzamos con pasos firmes, porque los errores en este negocio se pagan caros. Por ahora, nos enfocamos en mejorar el servicio, fortaleciendo el vínculo con nuestros clientes, tanto con quienes faenan su hacienda en nuestra planta como con aquellos que compran la carne de los animales que adquirimos. Ese trato directo es clave para seguir consolidando la empresa”.
Argenase S.A.: Tres jóvenes hermanos siguen enriqueciendo el legado familiar en el negocio de la carne
La historia de Argenase es un ejemplo de esfuerzo, resiliencia y compromiso familiar. Con raíces firmes en el pasado y una mirada puesta en el futuro, los hermanos Ponzoni continúan construyendo un legado que honra la visión de sus padres.
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