A pesar de las complicaciones que hay en el mercado mundial y en el local la oferta de carne vacuna es alta y está garantizada y a precios muy competitivos que registran aumentos bien inferiores a la inflación del último año.
En el mercado ganadero se observan realidades bien diferentes. Por una lado hay que destacar el interés de la demanda por el producto, fue lo primero que salió a comprar la gente cuando se declaró la pandemia y eso generó un efecto freezer que puso al tema de la venta de carne en la agenda de los medios una vez más y lamentablemente muchos de ellos terminan consultando siempre a las fuentes menos idóneas, representativas y capaces de explicar con claridad y veracidad lo que está sucediendo. El interés se verifica sobre todo en la venta de hacienda liviana (al menos en los primeros días de la cuarentena) que a su vez es la de menor oferta en esta época del año.
Por otra parte, hay una caída notable en los precios de los novillos que acumulan una suba internanual mucho menor que otras categorías como se puede observar en el cuadro anexo. Esto tiene que ver con la imposibilidad de vender carne a Europa a raíz de la difusión del coronavirus. Allí el consumo se hace fuera de los hogares mayormente y con la vida social clausurada muchos importadores comenzaron a renegociar contratos y pedir más plazo de pago al tiempo que evitaron hacer nuevas compras.
Por otro lado está el negocio de la vaca, que comenzó a reaccionar de la mano del regreso de China al mercado. En otra nota de este newsletter damos cuenta del informe de la consultora Bloomberg que explica cuánto crecieron en marzo las importaciones de ese país. Llegaron a más de 900 mil toneladas entre carne porcina, aviar y vacuna, todo un récord.
Del lado de la industria hay diferentes temas y dificultades a atender. Si bien se opera con normalidad y con los protocolos sanitarios correspondientes, garantizando el abastecimiento interno, la caída en exportaciones, del poder de compra del salario y la ausencia de precio alguno por el cuero y la caída en otros subproductos incrementan los costos del sector limitando el poder de compra del ganado y de venta de la carne vacuna que en marzo y respecto de abril acumularon un incremento del poco más del 5% según el relevamiento de IPCVA aunque en forma interanual registra un incremento de 41%, en tanto la de pollo tuvo una mejora en los últimos 12 meses de 30% y la de cerdos de 52%. En todos los casos la carne va muy por detrás de la inflación, tiene un precio muy competitivo y su abastecimiento está más que garantizado.
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