Se requiere de una pronta recomposición de los precios del ganado y de la carne para compensar las pérdidas del 2022 y para enfrentar en mejores condiciones el 2023. Las perspectivas para este año no son buenas por la caída del consumo y la baja competitividad exportadora, por eso se requieren de medidas que permitan afrontar los diferentes obstáculos.
Por Dr. Daniel Urcía, Vicepresidente de Fifra
Estamos al inicio del año y se impone un análisis de la actividad en el anterior y una proyección sobre lo que podría suceder en 2023.
La faena de 2022, de acuerdo a la información que publica la Dirección de Control Comercial Agropecuario, fue de 13.498.733 vacunos lo que representa un 4,10% superior a la de 2021 (12.966.551) y en lo que respecta a porcinos el número final asciende a 7.666.012 un 2,42% superior al año anterior (7.484.270), confirmando así la tendencia de crecimiento continuo en la última especie.
En lo que refiere a la faena de bovinos, le prestamos especial atención a la de la categoría “vacas” de acuerdo a su tipificación por dentición y pudimos advertir que dicha categoría aumento en un 11% respecto al año anterior.
En tanto, en la faena de “vacas jóvenes” (6 dientes) hubo una disminución de casi el 20% mientras que hubo un aumento considerable en la participación de vacas con 8 dientes en un 22% y por sobre todo en la de más de 8 dientes con un crecimiento del 39%.
Estimamos que las restricciones establecidas por el gobierno para las exportaciones impulsaron este esquema de participación, donde las carne provenientes de vacas tipificadas como D y E están liberadas en volumen para la exportación.
Más allá de esa cuestión, llama la atención y consideramos que es una luz amarilla respecto a la futura producción de hacienda, que en diciembre la participación de vacas en la faena creció un 3,7% respecto a diciembre de 2021.
Pero si ese dato los ajustamos por días hábiles de faena, esa participación crece 14%. El dato está íntimamente relacionado con la severa sequía que está reduciendo la carga (existencias) en los campos para paliar la sobrevivencia del rodeo y, ante la falta generalizada de pasturas, no queda otra opción que enviar esas haciendas a los frigoríficos.
En cuanto a los precios de la carne, venimos diciendo que desde junio del año pasado evidencian un atraso considerable con respecto al índice de precios mensual al consumidor.
Según el Indec, el rubro carnes y derivados de junio aumentó 3.1%, en julio 2.2%, en agosto 3%, en setiembre 4.5%, en octubre 3.6%, en noviembre 0.9% y en diciembre 3%. Por otra parte, el mismo Indec informa que el IPC aumentó mucho más: en junio 5.3%, en julio 7.4%, en agosto 7%, en setiembre 6.2%, en octubre 6.3%, en noviembre 4.9% y en diciembre 5.1%.
El correlato de este atraso en los precios de los cortes al consumidor fue el atraso considerable en los precios de la hacienda terminada. Por lo tanto consideramos que es inevitable una recomposición de los valores del ganado para faena y por ende al consumidor es inevitable.
No podemos precisar cuándo y de cuánto será esa mejora, pero si estamos seguros que ocurrirá y que es necesario para que los productores tengan ingresos para paliar la difícil situación de sequía y seguir en la actividad.
La actividad en el MAG en estos últimos días dio cuenta de cierta mejora en las cotizaciones aunque todavía hay mucho por mejorar en cuando a los niveles de precios.
Este breve y sintético análisis nos permite prever que será un año muy difícil para el sector de ganados y carnes.
A los problemas climáticos debemos sumar que en general hay un poder adquisitivo severamente deteriorado y cuando se produzca la recomposición de precios habrá una caída en la actividad de faena afectando así sector industrial y comercial.
Los costos, en general, han subido. La recomposición salarial anual fue superior al 110%, los aumentos de energía y combustibles fueron periódicos y se compensaron sólo parcialmente con la mayor faena de año pasado.
En este nuevo escenario donde el mercado doméstico seguirá deprimido y la actividad exportadora sigue con niveles de precios bajos y muy bajos nivel de competitividad, seguramente habrá situaciones de zozobras en aquellas empresas que no estén bien consolidadas.
Por último, y en virtud a que el debate sobre la comercialización por troceo continúa vigente, desde FIFRA sostenemos que la modalidad comercial debe ser libre y no estar condicionada por reglamentación alguna. Por el contrario se deben dar debido cumplimiento por parte del sector privado de las condiciones de laborales en lo que respecta al trabajador y de inocuidad en lo que refiere a salud pública. Por su parte, el Estado (nacional, provincial o municipal) debe controlar que esas condiciones se cumplan.
Durante todo este tiempo hemos demostrado debidamente que todos los argumentos que se quisieron dar para sostener un troceo obligatorio carecen de fundamentos adecuados, también demostramos que es un relato que en otros lugares, como es el caso de Europa, este prohibida la comercialización de medias reses.
Consideramos que el debate puso de manifiesto que se debe trabajar fuertemente y en conjunto el sector público y el privado para mejorar la inocuidad de los establecimientos de faena y también debemos instrumentar un régimen tributario especial y simplificado para las carnicerías, además se debe lograr un acuerdo entre las provincias para que la alícuota de ingresos brutos no supere el 1,5%, solo con un trabajo integral sanitario e impositivo mejoraran las condiciones laborales y de inocuidad que den garantías a todos.
Desde FIFRA ofrecemos nuestra colaboración para trabajar en la consecución de esos objetivos generales y en tal sentido presentamos un pedido formal pedido formal para participar de la Mesa Técnica que se constituya a los efectos de aportar a las soluciones que se requieren.
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