La industria frigorífica argentina ha superado grandes desafíos en el tiempo, adaptándose a la demanda del mercado y el consumidor y a los cambios tecnológicos.
Muchos nuevos desafíos nos esperan hacia adelante en términos de tecnificación, inocuidad y operación de mínimo impacto ambiental.
En ese marco, la discusión sobre la implementación del troceo de manera obligatoria se ha instalada sin entender las verdaderas necesidades de la cadena productiva en toda su extensión.
El planteo actual no colabora en las soluciones de fondo; esconde tras una supuesta medida en favor del trabajador una estrategia de las industrias exportadoras para imponer su modalidad de producción, atacando y poniendo en riesgo al 85% de la industria, que es la que abastece al mercado argentino.
El troceo, en definitiva, fue impulsado como una transformación o modernización sin contar con las condiciones estructurales y operativas para que sea posible. Mucho menos, con el consenso de toda la industria.
¿Cómo deberíamos reencauzar esta discusión para el beneficio del conjunto?
En primer lugar, volviendo a poner el foco en el sistema de comercialización de carne vacuna actual y la normativa vigente. Mal podríamos avanzar en aplicar nuevas prácticas, tecnologías e inversiones si no aseguramos primero que todo el sistema, de punta a punta del país, cumple acabadamente con los estándares de la normativa sanitaria y laboral.
Tenemos que decir que hay una Ley Federal Sanitaria de Carnes 22.375 y un Decreto Reglamentario 4238/68, a la cual por adhesión o normas similares adhieren todas las provincias y su autoridad de aplicación es SENASA, cuya aplicación devino en absolutamente discrecional.
Las normas son claras en cuanto a instalaciones, corrales, cerco perimetral, agua caliente, digestor, división de zonas, capacidad de faena, controles sanitarios, temperaturas, entre otros. Todas situaciones objetivas que si no se cumplen debieran motivar la suspensión preventiva de la actividad en protección a la salud de los consumidores.
En la última reunión del CFA (Consejo Federal Agropecuario), quedó en claro la posición unánime de la industria del país, excepto los frigoríficos exportadores.
La provincia de Buenos Aires planteó concretamente el uso de medios mecánicos en protección del trabajador. Chubut dijo que para proteger al trabajador no se necesita troceo.
Los representantes del Norte Grande expresaron la voluntad de sus gobernadores, comentaron sus realidades y dejaron entender que el troceo no es la solución y que su implementación dejaría fuera de juego al sector.
Por otra parte, no es una buena señal para la industria que se impongan normativas que no recepcionen las necesidades y propuestas de todos los actores de la cadena.
En la medida en que todos los actores involucrados puedan participar activamente del diseño de las políticas a futuro se lograrán soluciones integrales y no parches aislados que sólo dan como resultado una desigualdad aun mayor entre los operadores.
Estamos frente a una oportunidad muy valiosa para trabajar en base a la experiencia y el consenso. Para ese desafío que tenemos por delante, es fundamental que las entidades y actores del sistema participen en las mesas técnicas y de discusión.
Para ello, destacamos algunos puntos que deberán formar parte del trabajo que llevemos adelante:
Para la protección de la salud del trabajador, la distinción entre comercio mayorista o minorista carece de sentido, lo mismo que si es de supervisión de SENASA, organismos provinciales o municipales.
La distribución de la carne con uso de medios mecánicos es la tecnología de implementación segura y de corto plazo, asequible para la industria local, que protege la salud del trabajador.
Programas de adecuación y mejora para asegurar el cumplimiento de la normativa sanitaria con plazos y programa de supervisión acordado entre los organismos sanitarios nacionales y provinciales.
Refuerzo de concientizaron a los operadores, trabajadores y consumidores sobre prácticas de higiene para manipuleo de carnes para evitar la trasmisión de enfermedades.
Hay mucho por trabajar para asegurar la inocuidad de la carne, mejoras que no requieren de un cambio en la forma de comercialización, mucho menos dar por sentado que el troceo obligatorio es la solución.
La vía del troceo sólo vendría a cumplir con la estrategia de los exportadores: dejar fuera de mercado a la industria local.
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