La familia Lequio vino de Italia con conocimientos en el negocio de los subproductos ganaderos y aquí desarrollaron una empresa del rubro.
La cuarta generación maneja dos frigoríficos exportadores y también comercializa carne en diferentes formatos en el consumo interno.
Los Lequio llegaron de Italia con pocas pertenencias, pero un oficio desarrollado y vinculado a la producción y comercialización de subproductos ganaderos como las tripas para embutidos, cueros, grasas y menudencias. A eso se dedicaron cuando se instalaron en el país y fueron desarrollando el negocio hasta contar con una de las firmas más importantes de Sudamérica, Euro S.A.
En 2017 y con la cuarta generación haciéndose cargo de los emprendimientos familiares entraron al negocio de la carne en 2017 cuando compraron el frigorífico Alberdi a sus fundadores, la familia Rodríguez.
Desde entonces pisaron el acelerador y sumaron inversiones y habilitaciones de mercados para transformarlo en una empresa de punta en el negocio de la exportación que se completa con la otra planta que poseen en La Pampa, Carnes Pampeanas. Además, cuentan con un frigorífico de cerdos ubicado en María Luisa que es el mayor faenador de esta especie en la provincia litoraleña.
Leonardo Lequio, presidente de la firma, explicó cómo fue el crecimiento del frigorífico Alberdi y cómo ve al negocio de la exportación de carne vacuna.
“Fue una carrera impresionante porque si bien la panta estaba en buenas condiciones, exportaba poco, faenaba sólo dos días por semana y tenía solo 130 empleados. Hoy está trabajando a pleno. En marzo faenamos 10.000 animales, contamos con 550 empleados y logramos las habilitaciones para todos los mercados a los que tiene acceso la Argentina”, dijo el empresario.
Luego explicó que también se vieron obligados a desarrollar el comercio interno porque gran parte de los cortes de la faena no se venden al extranjero. Entonces desarrollaron diferentes modelos de negocios en distintas provincias como La Pampa, Santa Fe, Entre Ríos y Buenos Aires, desde carnicerías con ventas de cortes envasados al vacío como otras con la venta al modo tradicional, también cuentan con restaurantes propios.
Con respecto a la evolución del negocio de la exportación de carne vacuna que es el eje de la producción de los frigoríficos de carne vacuna Lequio indicó: “desde mayo, cuando empezó esta nueva intervención, pasamos por diferentes etapas. Tuvimos dos primeros meses muy difícil y luego nos fuimos acomodando a la nueva realidad, hoy estamos exportando más o menos las mismas cantidades de los años anteriores, pero tenemos limitado el crecimiento y eso impacta en la ganadería, en las inversiones y en definitiva en la oferta de hacienda, la gente no invierte en mercados intervenidos”.
Los precios de la carne que pagan los mercados internacionales son entre buenos y muy buenos, pero eso no significa que el negocio exportador sea rentable: “esta complejo a pesar de los altos precios, si estos bajaron la situación sería realmente muy difícil. Hoy la rentabilidad es casi nula, se termina cambiando la planta, porque la hacienda tiene en un precio alto para la industria que opera al tipo de cambio oficial menos retenciones y aumentos en otros costos entre ellos en el personal”.
Lequio dijo que hay otras cuestiones que afectan más el negocio exportador: “Pero peor aún que esto son ciertas demoras que a veces se dan en las autorizaciones de exportación de carne vacuna que se podrían controlar de forma menos invasiva. Se pierde mucho tiempo en cuestiones administrativas que en trabajar y mejorar los rindes y la eficiencia operativa, comercial, económica y financiera. Una demora de 10 días implica mantener la carne en cámara con el costo consecuente y la incertidumbre que conlleva no saber si se va a poder cumplir con el cliente”, comentó.
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