La familia Del Gaizo trabaja junto a 30 empleados en el desarrollo de una empresa que creció en capacidad de frío y que apuesta a sumar valor agregado y más productos a la faena vacuna y porcina.
Carnes Especiales Entrerrianas es una empresa que quedó en manos de la familia Del Gaizo en 1999, pero que tiene una historia previa.
En 1969 nace como frigorífico municipal de la ciudad de Nogoyá. En 1982 se privatiza y queda en manos de Julián De Beus, José Luis Carvallada y Hugo Lucey, tío del actual propietario, Gustavo Del Gaizo quien le compró la planta a su prima a fines de los 90.
Gustavo se recibió de médico veterinario y en la empresa es el gerente comercial y se encarga del manejo del personal, de la compra de hacienda y de la infraestructura del negocio.
En la empresa su esposa Silvia Inés Quattrocchio es ingeniera agrónoma y tiene un lugar muy importante ya que es socia gerente y maneja la administración. Junto a cuatro colaboradores tienen a su cargo el manejo de las cuentas, cobranzas y pagos.
También sus hijos Matías y Martina, ingenieros industriales que están trabajando y perfeccionándose en Estados unidos y España, son socios de la empresa.
Carnes Especiales Entrerrianas tuvo un importante crecimiento en esta gestión gracias a las inversiones constantes que se fueron haciendo y el plan es seguir en ese camino ya que tienen un plan claro de desarrollo de la compañía.
El crecimiento no sólo se dio en el área industrial sino también pecuaria ya que cuentan con un rodeo de cría y el engorde de hacienda para exportación.
En cuanto a la infraestructura de la planta, poseen habilitación para el tránsito municipal y federal y para faenar bovinos, ovinos, caprinos y porcino.
En los últimos años incrementaron la capacidad de la sala de máquinas y ampliaron la de frío para lo que cuentan con 6 cámaras frigoríficas para medias reses vacunas y porcinas y otras 3 más de las cuales 2 son para enfriados y otra congelado de achuras.
En la empresa dan trabajo a 30 persona pero seguramente serán más cuando se avance con el plan de inversiones en marcha. El aumento en la capacidad de frío fue el primer paso.
Los demás incluyen el armado de una sala de cuarteo y desposte, la fabricación de chacinados y embutidos en modernas instalaciones y la fábrica de primer jugo bovino para producir grasa comestible en envases de 1 y 18 kilos. También se producirá harina de carne y hueso.
El proyecto de crecimiento está bien definido, y nada mejor para crecer que tener en claro los objetivos, el horizonte al que se quiere llegar y dar una paso a la vez pero de forma segura, eso vienen hacienda en Carnes Especiales Entrerrianas.
Hoy faenan cerca de 800 vacunos al mes y unos 2.000 capones, están por debajo de la capacidad de procesamiento debido a la crisis del consumo. En el caso de los porcinos el 80% de la faena es de servicio a terceros, ya sean matarifes carniceros o matarifes abastecedores.
Gustavo Del Gaizo se refirió a la situación del negocio cárnico y dijo: “lo vemos muy difícil, cada vez más. Hay menos oferta de hacienda para el consumo y también menos demanda. O sea, estamos en una situación bastante compleja, no podemos competir con la exportación. Creo que por eso es importante el cuarteo, nos va a permitir mejorar la comercialización y el consumo interno también”.
Respecto de la posibilidad de mejorar la condición sanitaria de las empresas dijo que “dentro de lo que es el consumo se debería mejorar y contar con un estatus sanitario de tráfico federal único. No puede haber matadero de campaña, provinciales que no tienen ni lo mínimo de lo mínimo, estamos hablando que no tienen agua caliente, faenan con las moscas, con perros, y ni hablar de la parte impositiva, no se pagan cargas sociales, se pagan salarios en negro y eso genera mucha competencia desleal desde lo sanitario hasta lo impositivo”
En tal sentido agregó: “contamos con un servicio de inspección veterinaria de Senasa que autoriza la comercialización del producto pero además nos pagamos la tasa de higiene y profilaxis municipal donde producimos. Además cuando vendemos en otras ciudades nos cobran por la introducción del producto lo que a cada municipio le parece”.
Luego agregó: “hay que discutir todo lo que se paga a nivel municipal, provincial y nacional. También tenemos, por ejemplo, dentro de lo que es SENASA, el Plan Nacional de Control de Residuos e Higiene en Alimentos (CREHA) que lo hace un puñado de laboratorios y cualquier planta hoy está pagando no menos de 1,2 millones de pesos”.
Otro tema de larga data en el sector es el impuesto a los ingresos brutos: “La alícuota de ingresos brutos de un abastecedor tendría que ser baja, se debería mejorar la situación actual porque a veces el margen del negocio es demasiado chico, otras veces nulo y otras negativo”.
También hizo algunos cuestionamientos al sistema financiero: “pasa lo de siempre. Uno presenta una carpeta en el Banco Nación con tasas bonificadas, presentás todo al día y nunca te llega. Yo presenté carpetas varias veces con todo en regla y nunca nos llegó nada”.
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