La empresa nació con una carnicería que fundó el padre de Carlos Nacelo quien hoy comanda la empresa con la ayuda de sus cuatro hijos. Ellos producen todo el ganado necesario que faenan en el frigorífico Laboulaye y con el que abastecen de carne a una red de 20 comercios de Córdoba capital y alrededores.
Todo arrancó de un traspié económico. El padre de Carlos Nacelo se dedicaba al transporte urbano de pasajero en Córdoba Capital, pero no terminó bien su incursión en el rubro y tuvo que salirse.
Fue entonces cuando decidió armar una carnicería a inicios de los años 60. Carlos estaba dejando de ser un niño y transformándose en un adolescente con empuje y ganas de crecer. Esas ganas de emprender negocios que mamó de sus padres lo llevó a dejar el secundario para dedicarse al negocio familiar y luego inaugurar su propia carnicería.
Ya pasaron 67 años de esos inicios. Aquella primera carnicería hoy funciona en el mismo lugar, pero en el medio sucedieron muchas cosas que transformaron ese emprendimiento en una empresa que integra todo el negocio y que también produce carne de cerdos.
“Éramos tres hijos, mis dos hermanas y yo, quienes ayudábamos a nuestros padres en el negocio porque había que salir adelante como sea. Fui aprendiendo y creciendo y en el año 68, con 18 años, abrí mi propia carnicería”, contó Carlos.
“Mi padre quería que retomara el estudio, terminara el secundario y me recibiera de abogado” pero la pasión por el negocio pudo más. Así fue como abrió otro comercio, uno propio, y con el dinero que fue ahorrando compró, junto con su padre, un campo chico con algunos animales. Fue el primer paso en otro eslabón de la cadena cárnica que terminarían integrando en su totalidad.
“Para ese momento mi padre comienza a comprar hacienda en pie y a faenar en lo que fue el Matadero Provincial de Córdoba que luego se transformó en una cooperativa llamada COINCAR donde operábamos como usuarios para abastecer a nuestros comercios”.
Luego explicó: “No fueron años fáciles, el Estado se había adueñado de las matrículas de los abastecedores de carne y todo se había vuelto muy complicado. Los funcionarios de turno eran los que nos asignaban la carne que teníamos que vender. Iban a los campos, incautaban hacienda, la hacían faenar y luego repartían la carne”. En aquel entonces “faenábamos cerca de 20 animales por semana y eso era lo que el Estado nos preveía”.
Los Nacelo sobrevivieron a esa intervención de principios de los años 70 y siguieron armando la cadena de carnicerías que actualmente cuenta con más de 20 bocas de expendio en la ciudad capital de Córdoba y alrededores.
Superada esa cuestión decidieron comenzar a comprar hacienda por separado y seguir faenando en COINCAR donde operaron durante poco más de una década hasta que les salió la oportunidad de alquilar un frigorífico en la localidad de Laboulaye, que lleva ese mismo nombre (Frigorífico Laboulaye) y que luego compraron.
Fue gracias a uno de sus hijos varones, que se encargó a mediados de los 90 de sumarle capacidad de frío y así ingresó a la sociedad familiar que lograron incrementar la capacidad de faena y almacenamiento del establecimiento.
El negocio de los Nacelo hoy está totalmente integrado lo que le reduce costos transaccionales y le permite llegar al público con buen precio y excelente calidad.
La empresa compra la invernada que recría en su campo y que termina a grano para luego ser faenada en su planta y repartida en los comercios que en su gran mayoría son franquicias. Por mes necesitan de una faena de 300 animales para lograr cumplir con sus clientes.
Además de la producción ganadera hace 7 años invirtieron en un criadero porcino. De este modo se abastecen también de los animales necesarios para la venta de esta otra carne que cada año gana más espacio en la dieta de los argentinos.
Carlos tiene a sus cuatro hijos (3 varones y una mujer) comprometidos a fondo con la empresa y cumpliendo diferentes roles en la planta frigorífica y su administración, en la gestión de la producción, en la logística y también en el comercio de carne.
Sobre el crecimiento de su empresa, historia ligada al 100x100 con el crecimiento de su familia, Nacelo sostuvo. “Este es un país que da infinidad de oportunidades en el campo laboral. Hay que saber aprovechar las oportunidades. Lo único que hemos hecho toda la vida es trabajar y cumplir los 365 días del año porque nuestras carnicerías abren todos los días”.
Luego agregó: “Las oportunidades no vienen a tocar el timbre a tu casa, hay que salir a buscarla. A mí la actividad me dio infinidad de satisfacciones. Una de ellas fue la intención de una marca internacional de asociarnos, pero nos quisieron integrar a su negocio y acotar la renta, eso no nos sirve”.
Nacelo dijo que la clave del desarrollo fue “cuidar el trabajo y ser honesto”.
También contó que cuando algún interesado quiere abrir su carnicería en sociedad con ellos tiene 5 consignas de necesario cumplimiento.
“Uno: Hay que tener una buena atención al cliente porque viene cargado de problemas de la calle y uno no le puede sumar otro”.
“Dos: la higiene es esencial. No tiene que haber un solo mal olor en ningún producto ni en las herramientas de trabajo”.
“Tres: debe haber una buena relación precio producto lo que logramos gracias a la integración del negocio”.
“Cuatro: hay que saber cortar la carne, obviamente, saber trabajar bien los cortes”.
“Cinco: tener una dedicación exclusiva y total. el negocio tiene que estar abierto desde las siete y media de la mañana hasta las una de la tarde y desde las cinco y media de la tarde hasta las nueve y media de la noche. Si llueve, no llueve, hace frío, hace calor el horario hay que respetarlo porque la gente tiene que saber que el negocio está abierto hasta esa hora”.
“Cuando todos esos ítems son positivos el resultado también te acompaña”, destacó el empresario.
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