El año terminará con una faena alta por la liquidación que impone la todavía vigente sequía. La recomposición del stock llevará años, por eso la cadena propone y pide medidas que mejoren la rentabilidad sectorial a los efectos de que crezca la productividad.
Agosto fue el mes de la recomposición de precios de la hacienda para la faena y, por ende, de la carne, luego de un largo período de al menos un semestre con atrasos fuertes respecto de la inflación y de los costos sectoriales.
Al cerrar julio, la inflación acumulaba un 115% interanual y la recomposición de precios de la carne al consumidor de la carne estaban apenas por encima del 70%, mientras que la hacienda había tenido mejoras de sólo 60%.
La fuerte recomposición de precios ocurrida en dos tramos, coincidentes la primera con el “dólar-maiz” y la segunda con la devaluación que se produjo tras las elecciones primarias, impactaron fuertemente en la faena que finalizó con una caída en promedio del 10% comparativamente con la faena diaria de julio.
En algunas plantas la caída de actividad en las últimas semanas fue de 30% y motivada por una fuerte baja en el consumo y efecto de heladeras llenas en las carnicerías.
Como tantas veces lo hemos explicado, el precio de la carne se forma de manera transparente por oferta y demanda. La fuerte recomposición de precios derivada de la menor producción de carne chocó luego con un consumo castigado por la crisis económica, se redujo entonces el consumo y los precios cayeron.
Tal vez la carne sea el único producto que con una inflación del 12% en agosto (y una proyección similar para este mes) va a mostrar una disminución en septiembre.
Los ocho primeros meses de actividad nos muestran una faena acumulada de bovinos de 9,85 millones de cabezas. Si proyectamos esa evolución a todo el año se llegaría a los 14,7 millones de cabezas faenadas. Pero desde Fifra consideramos que habrá una retracción de la oferta en los últimos meses del 2023 y también del consumo lo que hará descender el ritmo mensual de actividad industrial. Por eso estimamos que el año cerrará con una faena de 14 millones. Aun considerando esa reducción se tratará de una de las más altas de la historia.
La mayor actividad del sector industrial se debe a la alta oferta de hacienda, en gran parte debido a la sequía, y eso significó volcar al mercado interno cerca de 5 kilos más por habitante respecto del año pasado. Eso contribuyó también al freno en los precios.
En el desglose hubo más participación de las categorías novillitos y vaquillonas de 2 dientes (livianas) y una mayor participación de vacas de 8 dientes o más (exportación). En tanto, los datos de agosto indican que hubo una disminución de la faena de novillitos y vaquillonas comparados con el mismo mes del año pasado y también una menor participación de novillos.
Esta baja en la participación de las categorías más livianas puede tener su explicación en la menor reposición de los corrales y por otra parte al inicio en algunas regiones de la recría que la fuerte sequía desde la primavera pasada prácticamente eliminó, de continuar este proceso demandaría al menos entre 6 y 8 meses regularizar esa oferta.
La recomposición del stock perdido por la seca que obligó a la venta forzada de hacienda llevará varios años en los cuales la oferta para faena y de carne será más moderada. Esto debería impulsar o sostener los precios ganaderos. Como contracara, el sector industrial se verá afectado ya que la baja en la faena incrementará los costos fijos por unidad producida.
La precaria situación económica y la incertidumbre sobre la definición del futuro gobierno son factores externos que agravan la situación productiva, haciendo más necesario que nunca que haya definiciones que lleven tranquilidad y previsibilidad, con reglas claras para una actividad cuyo ciclo biológico demanda entre 3 y 4 años.
La presentación de los Lineamientos Estratégicos de la Bcadena Bovina de la Mesa de las Carnes y la Agenda de Políticas Públicas elaboradas por Fifra son elocuentes ejemplos de la necesidad de abordar definitivamente las soluciones que la cadena necesita, demanda y propone.
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